Esteban, el primer mártir de la iglesia.
Lucas, destaca el breve ministerio del primer mártir de la iglesia, narra su muerte fijándose especialmente en el modo con que Esteban siguió al Maestro, en las palabras y en las obras. Entra en debate con judíos Helénicos de diferentes sinagogas, no pudiendo refutar sus argumentos optaron por la violencia.
- Un hombre irreprensible. Ref. Hch. 6:3.
- Había sido escogido para servir a la iglesia. Ref. Hch. 6:5.
- “Lleno de gracia y de poder”, había hecho “grandes prodigios”. Ref. Hch. 6:8.
- Nadie pudo resistirse “a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba”. Ref. Hch. 6:9-10; Mt. 10:19-20; Lc. 21:15.
Nota: la palabra sabiduría aparece cuatro veces en el libro de los Hechos.- Dos en conexión a Esteban. Ref. 6:3, 10.
- Y dos en su discurso ante el Sanedrín. Ref. 7:10, 22.
- Levantaron falsos testigos. Ref. Hch. 6:11, 13, 14. Al igual que Jesús. Ref. Mt. 26:59-61.
- Sus enemigos instigaron al pueblo, a las autoridades civiles y los maestros de la Ley, utilizando la violencia, contra él. Ref. Hch. 6:12.
Nota es la tercera vez que el alto tribunal de Israel trae a juicio a los seguidores de Jesús de Nazaret: Pedro y Juan, a los doce apóstoles y ahora a Esteban. - Esteban era un hombre con la unción de Dios. Ref. Hch. 6:15.
- La solidez de argumentos y sus acusaciones enfurecieron a sus oyentes. Ref. Hch. 7:54 (gestos de odio y cólera).
- Su visión con respecto a Jesucristo lo llevo a la lapidación. Ref. Hch. 7:57-58.
- Esteban fue fiel hasta la muerte. Ref. Stgo. 1:12.
CONCLUSIÓN
Esteban, con la sabiduría irresistible que Jesús había prometido a sus discípulos, expone sus argumentos, no teniendo contraposición bíblica sus contrincantes optan por levantarle falso testimonio y que sea juzgado por el sanedrín, donde se le declara blasfemo contra la ley y contra Dios, es sentenciado a muerte por lapidación, de acuerdo a la ley de Moisés.
El verdadero seguidor de Cristo, debe estar capacitado para argumentar bíblicamente las enseñanzas de Jesús y tener asumido que su vida depende de las decisiones de Dios. Cipriano de Cartago, dos siglos después de este suceso escribió: “el martirio no depende de ti, sino que depende de la elección de Dios”.