Apología de Pedro por Jesucristo.
Hay varios elementos comunes entre el sermón de Pedro en Pentecostés y su sermón en el Pórtico de Salomón. En este segundo discurso de Pedro podemos distinguir dos partes principales: una, de carácter apologético, en defensa de la obra y poder de Jesucristo y otra, de carácter parenético, exhortando y amonestando a sus oyentes al arrepentimiento y a la fe en Jesús, si quieren tener parte en las bendiciones mesiánicas.
- Jesús enseñó en el pórtico de Salomón, un lugar preferido para las reuniones públicas. Ref. Jn. 10:23.
- El contraste entre el primer sermón y el segundo:
- En el primero la gente se mofaba. Ref. Hch. 2:13.
- En el segundo la gente estaba atónita y expectante. Ref. Hch. 3:11.
- El hombre por sí solo no tiene ningún poder. Ref. Hch. 3:12.
- Apología en Jesucristo. Ref. Hch. 3:12-16.
- Jesús es glorificado por Dios a pesar del repudio del “pueblo de Dios”. Ref. Hch. 3:13.
- Jesús es proclamado abiertamente como el Cristo, con los títulos del Mesías de la profecía: “Santo y justo”, “Autor de la vida”. Ref. Hch. 3:14-15, 18.
- Jesús es “santo”.
- reconocido por un espíritu inmundo. Ref. Mr. 1:24.
- Juan lo vuelve a reafirmar. Ref. 1 Jn. 2:20.
- Jesús glorificado lo afirma en su mensaje a la iglesia de Filadelfia. Ref. Ap. 3:7.
- Jesús es “justo”:
- Había sido afirmado por los profetas. Ref. Hch. 7:52; Zac. 9:9; 2 Sa. 23:3; Is. 32:1; 53:11.
- Juan lo reafirma. Ref. 1 Jn. 2:1.
- Jesús no solo es “autor de la vida”:
- sino de la “salvación”. Ref. He. 2:10.
- la misma palabra “autor”, se traduce como “Principe”. Ref. Hch. 5:31.
- “autor y consumador de nuestra fe”. Ref. He. 12.2.
- Dios ha resucitado a Jesús. Ref. Hch. 3:15b.
- Es por el nombre (persona) de Jesús, que el cojo es curado. Ref. Hch. 3:16.
- Dios ha cumplido lo que había anunciado por los profetas. Ref. Is. 52:13; 53:10-12; Hch. 3:24.
CONCLUSIÓN
Pedro aparta la atención del pueblo, del hombre que había sido sanado y de los mismos apóstoles, y los lleva al verdadero autor del milagro, Jesús, aquel a quien ellos habían rechazado, negado y dado muerte. Dios lo había resucitado, glorificado en el cielo, y ahora por la fe en su nombre, aquel hombre que ellos conocían había sido sanado.
La fe en su nombre, significa fe en Cristo, no debemos centrarnos en los milagros o sanidades que pueden hacerse en nombre de Jesús, sino mantener una verdadera fe en Cristo.