La seguridad del creyente está garantizada.
El apóstol expone algunos de los resultados de la elección. La seguridad de la salvación está garantizada por el hecho de que nada ni nadie puede separar al creyente del amor de Dios que es en Cristo Jesús.
- Estamos en la justicia y la omnisciencia de Dios. Ro. 8:30-31.
- Dios no condenará al justificado. Ro. 8:32-33.
- La garantía perfecta de la vindicación del creyente:
- “Dios es por nosotros”.
- “Dios es el que justifica”. Ref. Ro. 8:31-33.
- Vencedores espirituales.
- Nada separará del amor de Cristo. 2 Co. 11:26- 27; 12:10.
- Para ser vencedor el creyente debe:
- mantenerse firme ante la adversidad. Ro. 8:35-36.
- asirse de Cristo. Col. 2:18-19.
- presentar su cuerpo ante Dios, como un culto racional. Ro. 12:1; He. 12:1; 13:15-16.
- seguir la paz y la santidad. He. 12:14,
- renovar su entendimiento. Ro. 12:3; Ef. 4:23- 24.
- comprobar lo que es agradable al Señor. Ef. 5:10.
- ser entendidos de la voluntad del Señor. Ro.2:2; Ef. 5:17.
- mirar cómo andamos ante el Señor. Ef. 5:15; Fil. 1:27.
- ser sobrios y estar velando. Lc. 21:36; 1 Pe. 1:13
- tener confianza y seguridad en Dios. Ro. 8:38.
- no perder la confianza ni la paciencia. He. 10:35; Stgo. 5:7.
CONCLUSIÓN
El capítulo 8 comienza con la enfática declaración que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, y termina con otra declaración: nada ni nadie puede separar al creyente del amor de Dios. El vencedor espiritual es aquel que procura una vida ordenada, pura y diligentemente, estar aprobado en toda buena obra, de acuerdo con la voluntad de Dios.