Análisis del Libro de los Hechos de los Apóstoles.

Autor: Lucas el médico amado; el libro es en cierto sentido una continuación del Evangelio de Lucas y está dirigido a la misma persona, Teófilo. En los primeros siglos ambos libros eran uno solo.

Tema Principal: La historia del desarrollo de la iglesia primitiva desde la ascensión de Cristo hasta el encarcelamiento del apóstol Pablo en Roma, y el comienzo de su ministerio allí. Muchos eruditos de la Biblia ven en el libro el comienzo formal de la era del Espíritu Santo. Al partir, Cristo hizo el anuncio de una gran campaña de misiones por todo el mundo, a través de la mediación humana bajo el poder del Espíritu Santo.

Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra,
Hechos 1:8

Autor y propósito final del libro
La única obra que en todo el N.T. se presenta como continuación de otra son los Hechos de los Apóstoles. El autor, identificado tradicionalmente con Lucas, no quiso dar por concluido con su primer libro el relato (Lc. 1:1), sino que, en un segundo volumen, recopiló la información que tuvo a su alcance sobre los inicios de la propagación del cristianismo.

Prácticamente, Hechos comienza en el punto en que termina el tercer evangelio. Después de una introducción temática a Teófilo (Lc. 1:1-3), el autor sitúa la narración en el escenario de Betania (Lc. 24:50-51), donde Jesús, “viéndolo sus discípulos fue alzado y lo recibió una nube que lo ocultó de sus ojos”. (Hch. 1:9)

La importancia de Hechos
Lo que Pablo dice acerca de la Escritura (2 Tim. 3:16) seguramente se puede decir de Hechos, porque es “inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”.

¡Qué incompleta estaría la biblia sin Hechos! Juan dijo (Mat. 3:2) que “el reino se ha acercado”, pero al leer todo el resto de Mateo (y luego Marcos, Lucas y Juan), no encontramos el cumplimiento de esa promesa, pero si al leer Hechos 2. Jesús dijo (Mr. 9:1) que el reino “vendría con poder” y ese poder (el Espíritu santo) vino el día de Pentecostés (Hch. 2:1-2). Juan prometió (Mat. 3:11) que Jesús bautizaría “en Espíritu Santo y fuego”; no se encuentra el cumplimiento de esta promesa en los cuatro libros que narra la vida y muerte de Jesús, pero en Hechos sí (Hch. 2:1-4). Jesús dijo (Mat. 16:18) “Edificaré mi iglesia”; al leer el resto de los evangelios no se encuentra el cumplimiento de esa promesa, pero sí en Hechos 2. En este segundo tratado Lucas explica ampliamente cómo la “Gran comisión” dada por Cristo a sus apóstoles (Mt. 28:19; Mr. 16:15 y Lc. 24:47) fue llevada a cabo. En las cartas del Nuevo Testamento se afirman varias cosas que, sin leer Hechos, no se pueden entender.

Contenido
El contenido de la ascensión aparece marcado para Lucas por la afirmación de Jesús “me seréis testigos” (Hch. 1:8). Bajo el signo de estas palabras va a desarrollarse la historia entera de la iglesia naciente. La ascensión señala el comienzo de la actividad del Espíritu Santo en la iglesia, a la que convoca primero sobre el fundamento de la fe en Cristo, para guiarla en adelante hacia su plenitud gloriosa del nuevo pueblo de Dios.

El titulo Hechos de los Apóstoles, que no fue impuesto al texto por su propio autor sino por la iglesia del siglo II, no responde en todos sus aspectos al contenido de la narración. En efecto, el libro solo ocasionalmente se ocupa del grupo de los Doce (contado ya Matías, de acuerdo con Hch. 1:26). Su atención no se dirige a los apóstoles en general, sino en particular a determinados personajes, especialmente al apóstol Pedro y, sobre todo, a Pablo.

Los trabajos y discursos de Pedro y de Pablo son los principales centros de interés de Lucas. Su propósito es documentar los primeros pasos de la difusión del evangelio de Jesucristo y el modo en que el Espíritu de Dios impulsaba en aquel entonces el crecimiento de la iglesia “en Jerusalén, en toda Judea, en samaria y hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8).

Jerusalén es el lugar donde comienza la historia de la actividad apostólica. Es ahí donde se congrega y organiza la iglesia madre; se dan las primeras manifestaciones del Espíritu santo; muere Esteban, protomártir de la fe cristiana; se escuchan los primeros mensajes evangélicos y parten los primeros enviados a anunciar fuera de los límites de Judea el mensaje de la salvación. A estos acontecimientos y el desarrollo de la comunidad de Jerusalén aparece estrechamente vinculada la persona de Pedro.

Pero, interesado aún se muestra Lucas en la figura de Pablo, el misionero, el hombre que fue capaz de renunciar a sus antiguos esquemas mentales y religiosos para, de todo corazón, proclamar a Jesucristo ante cuantos quisieran escucharlo (Hch. 13:46); véase (Rom. 1:16; 1a Cor. 9:20; Gal. 2:7-10). La fe y la actividad de Pablo representan para Lucas la energía interna del evangelio, que muy pronto e irresistiblemente habría de alcanzar el corazón del imperio romano. La llegada de Pablo a Roma (Hch. 28:11-31) pone punto final a Hechos de los Apóstoles, un drama velozmente desarrollado que arranca de la Jerusalén de pocos años antes.

División del Libro
El contenido del libro admite diversos análisis, basados en los movimientos de sus personajes más importantes. Desde esta perspectiva histórico-geográfica puede dividirse el relato en tres etapas diferentes.

Primera etapa: Jerusalén (Hch. 2:1-8:3) Después de la resurrección y de la ascensión de Jesús al cielo (Hch. 1:4-11); Jerusalén es el escenario de la formación del núcleo cristiano más antiguo de la historia (Hch. 1:12-26); allí vino sobre los discípulos el Espíritu Santo el día de Pentecostés (Hch. 2:40), y allí se dieron los primeros pasos para la organización de la iglesia (Hch. 2:41-8:3).

Segunda etapa: Judea y Samaria (Hch. 8:4-9:43) La persecución contra los cristianos desencarnada tras el martirio de Esteban (Hch. 6:8-7:60) obligó a muchos de ellos a salir de Jerusalén y dispersarse “por las tierras de Judea y de Samaria” (Hch. 8:1). Este hecho vino a favorecer la propagación del evangelio, que ya por entonces había alcanzado diversos puntos de Siria y Judea (Hch. 8:4-6, 25, 26, 40; 9:19, 30-32, 35-36, 38, 42-43).

Tercera etapa: hasta lo último de la tierra (Hch. 10:1- 28:31).

  1. Jesús en el camino a Damasco, había llamado a Saulo de Tarso (Hch. 7:58; 8:1,3; 9:1-30; 22:6-16; 26:12-18), para hacer de él un “instrumento escogido para llevar” su nombre a los gentiles (Hch. 9:15). Por otro lado, los creyentes “que habían sido esparcidos a causa de la persecución… pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía” (Hch. 11:19), y de este modo se abrieron las puertas al evangelio en lugares hasta ese entonces totalmente paganos.
  2. Pablo emprende su actividad misionera. En el transcurso de tres viajes recorre territorios del sur y el oeste de Asia Menor, penetra en Europa por Macedonia y llega hasta Acaya (Hch. 13:1-14:28; 15:36-18; 22; 18:23-20:38). Su paso está marcado por el nacimiento de nuevas iglesias, de las que él es fundador, y luego, mentor y consejero, y con las que mantiene una cordial relación, sea en persona o por escrito.
  3. Al término de su tercer recorrido apostólico regresa a Jerusalén (Hch. 21:1-15), en cuyo templo es apresado (Hch. 21:27-36). Los últimos capítulos de Hechos describen con especial detalle los incidentes del viaje de Pablo a Roma, adonde lo conducen para ser juzgado ante el tribunal imperial, al que él había apelado haciendo uso del derecho que le otorgaba su ciudadanía romana (Hch. 22.25-29; 23:27; 25:10-12). El libro concluye con la llegada del apóstol a Roma y el inicio de su actividad en aquella ciudad (Hch. 28:14-31).

El autor de Hechos se manifiesta en ocasiones como testigo presencial de lo que está relatando. Utiliza la primera persona plural: (Hch. 16:10-17; 20:5-21:18; 27:1-28:16), de modo que el escritor se incluye a sí mismo entre las personas que acompañan la apóstol en su trabajo.

Estilo literario
El estilo de Hechos es elegante y rico en vocabulario. Lucas posee un notable dominio de la gramática y de los recursos lingüísticos del griego de su tiempo (koiné), e incluso del clásico (ático). Quizás el conjunto de su obra sea representativo de los primeros esfuerzos realizados para proponer la fe cristiana a los niveles más cultos de la sociedad romana.

Lugar y fecha de composición
No se han conservado datos que permitan precisar la fecha y el lugar de composición de este libro. Muchos piensan que fue publicado unos veinticinco o treinta años después de la muerte de Pablo, aproximadamente durante la década de los ochenta.

Esquema del contenido [las subdivisiones que aparecen en el texto se han agrupado en unidades mayores]:

  • Prólogo (Hch. 1:1-26)
  1. Predicación del evangelio en Jerusalén (Hch. 2:1-8:3)
    1. El primer Pentecostés cristiano (Hch. 2:1-42)
    2. La vida de los primeros cristianos (Hch. 2:43-5:16)
    3. Las primeras persecuciones (Hch. 5:17-8:3)
  2. Predicación del evangelio en samaria y Judea (Hch. 8:4-943)
  3. Predicación del evangelio a los gentiles (Hch. 10:1-28:31)
    1. Actividad de Pedro (Hch. 10:1-12:25)
    2. Primer viaje misionero de Pablo (Hch. 13:1-14:28).
    3. La asamblea de Jerusalén (Hch. 15:1-35)
    4. Segundo viaje misionero de Pablo (Hch. 15:36-18:22)
    5. Tercer viaje misionero de Pablo (Hch. 18:23-20:38)
    6. Prisión de Pablo y viaje a Roma (Hch. 21:1-28:31)

Debido a que el libro de los Hechos es primordialmente una narración histórica, no un tratado teológico como Romanos o Hebreos, contiene relativamente pocos retos en la interpretación bíblica. Aquellos que existen principalmente tienen que ver con la naturaleza de transición del libro e incluye el papel de las señales y milagros.

Imperio Romano en Tiempos de Jesús

El imperio romano fue una etapa de la civilización romana en la Antigüedad clásica, posterior a la República romana y caracterizada por una forma de gobierno autocrática. El nacimiento del Imperio viene precedido por la expansión de su capital, Roma, que extendió su control en torno al Mar Mediterráneo.

Palestina en Tiempos de Jesús

En la época de Jesús, el pueblo judío estaba sometido al poder romano que ejercía su dominio a través de su procurador o gobernador. Las autoridades romanas exigían tributos personales y territoriales para el César, y aportes en especies para el mantenimiento de sus tropas de ocupación.