En vista de sus planes, Pablo escribió una carta para presentarse él mismo a una iglesia que nunca había visitado. Al mismo tiempo, redactó una exposición completa y ordenada de los grandes principios del evangelio que predicaba. 

Destinatarios: Cristianos en Roma. 

Fecha: Lo mas probable es que Pablo haya escrito Romanos en el 56 d.C., mientras estaba en Corinto recogiendo dinero para ayudar a los cristianos necesitados de Jerusalén (Ro. 15:25-28, 31; 2 Co. 8, 9), él proyecto ir a Jerusalén llevando lo recaudado y entonces visitar la iglesia de Roma (Ro. 1:10, 11; Ro. 15:22-24). Después de recibir el aliento y apoyo de los cristianos romanos, planeó dirigirse a España para predicar el evangelio (Ro. 15:24). Escribió para contarle a los romanos de su inminente visita. Es probable que la carta haya sido entregada por Febe (Ro. 16:1, 2). 

Marco Histórico: Cuando Pablo escribió Romanos, alrededor del año 56 d.C., no había estado aún en Roma, aunque predicaba el evangelio desde su conversión en el 35 d.C. Durante los diez años anteriores había fundado iglesias a través del mundo mediterráneo. Ahora, él estaba acercándose al final de su tercer viaje misionero. 

Al parecer, Pablo finalizó su trabajo en el este y planeaba visitar Roma en su viaje a España después que entregara la primera ofrenda a los cristianos necesitados en Jerusalén (Ro. 15:22-28). Esta epístola es, por lo tanto, una afirmación madura de su comprensión del evangelio. 

La iglesia de Roma había sido fundada por otros cristianos (desconocidos para nosotros, pero ya visibles en Hechos 2:10); la mayoría de los que conformaban la iglesia romana eran judíos, pero también incluía un gran número de gentiles y Pablo, en sus viajes, conoció a muchos creyentes de esa ciudad (Ro. 16.3-15). 

Características Particulares: A Romanos comúnmente se le considera la más grande exposición de doctrina cristiana en toda la escritura. Desarrolla de forma lógica y ordenada profundas verdades teológicas. Está llena con los grandes temas de la redención: la culpa de toda la humanidad, nuestra incapacidad para ganarnos el favor de Dios, la muerte redentora de Cristo y el don gratuito de la salvación que sólo se recibe por fe. Como Pablo no había visitado a Roma, la epístola no trata problemas locales específicos, pero contiene enseñanzas generales aplicables a todos los cristianos de todos los tiempos. A través de la historia de la Iglesia, el mensaje de esta carta, ha provocado muchos avivamientos, a medida que la gente descubre la magnificencia de Dios y su gracia para nosotros. 

Contenido: El tema doctrinal que más le interesa a Pablo demostrar es que Dios es justo. A pesar de todo lo que sucede en este mundo – que todos los seres humanos son pecadores (Ro. 1:18-3, 20); que Dios castiga, pero también perdona a los pecadores (Ro. 3:21, Ro. 5:21); los creyentes puede que no vivan completamente de acuerdo con la justicia de Dios (Ro. 6:1, Ro. 8:17); los creyentes sufren y se demora la redención final (Ro. 8:18-39); muchos judíos no creen (Ro. 9:1-11, 36), aun así, Dios es perfectamente justo, y nos ha perdonado por su gracia. Por la gran misericordia de un Dios de perfecta justicia, debemos vivir en consonancia con ella (Ro. 12:1, Ro.16:27). 

Aplicación Personal: Romanos nos enseña que no debemos confiar en nosotros mismos para la salvación, sino en Cristo (caps. 1-5); que debemos imitar la fe de Abraham (cap. 4); ser pacientes en tiempos de dificultad (Ro. 5:1-11); regocijarnos en Cristo (Ro. 5:12-21); morir al pecado (Ro. 6:1-7, 25); caminar en el Espíritu (Ro. 8:1-17); esperar la gloria futura; confiar en que Dios convertirá en bendiciones nuestros sufrimientos actuales (Ro. 8:18-39); orar y proclamar el evangelio a quienes se hallan perdidos, especialmente los judíos (Ro. 9:1-11, 32); alabar a Dios por la gran sabiduría de su plan de salvación (Ro. 11:33- 36). 

Especialmente en los capítulos 12-15 la carta ofrece muchos ejemplos específicos de la aplicación de las verdades cristianas; muestras de cómo el evangelio trabaja en la práctica tanto en la Iglesia como en el mundo. Por último, podemos aprender de Pablo el cuidado y las atenciones personales que manifestaba hacia los creyentes (Ro. 16).